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pensando un poquito...
Un espacio de reflexión propio, en soledad, en encuentro con uno mismo, resulta ser un descubrimiento más que importante en estos tiempos en donde, quizá por primera vez, nos vimos librados del fragor de una vida que muchos no consideraban precisamente saludable ni sostenible.
El cansancio extremo y permanente le dió lugar a un tiempo (fuera del tiempo) en la casa, en la guarida; tiempos de horarios flexibles...¿Desordenados?
¿Hay un orden?
¿Habrá un orden? ¿Habrá otro orden?
Y el cuerpo...¿Cómo se siente, en esta profunda modificación espacio/temporal? ¿Cómo se reacomoda?
La preocupación: ¿Cómo nos volveremos a acostumbrar al ritmo que veníamos llevando, cuando retomemos el "orden" anterior?
"Nadie sabe lo que puede un cuerpo", decía Baruch de Spinoza.
Casi con seguridad...el cuerpo puede.
El cuerpo podrá.
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